EJEMPLO DE BUENAS PRÁCTICAS: FINLANDIA
En Educación todos quieren ser Finlandia, pero ¿por qué? Con tan sólo 5,3 millones de habitantes, o lo que es lo mismo una población inferior a la de la Comunidad de Madrid, este país nórdico es líder en educación mundial y edición tras edición, corona la cima de los sucesivos resultados del estudio PISA, en lengua y ciencia. Pero descubrir cómo se escala esta abrupta montaña no es sólo cuestión de datos.
Equidad, gratuidad, calidad del profesorado, autonomía y continuidad son algunas de las claves donde, –según la Directora de Desarrollo de Educación Básica y Secundaria del Ministerio Finlandés de Educación , Irme Halinen–, reside el secreto de su éxito. Para entender su funcionamiento, Halinen desglosó paso a paso las piezas que constituyen este rompecabezas de la eficiencia, en el que no sólo hay que fijarse en los emisores y receptores, sino también en su entorno, en el currículo y en los diferentes estamentos que intervienen en el sistema.
Prácticamente iguales
Para apreciar la excelencia de la Educación finlandesa no hace falta nada más que fijarse en sus estudiantes. Para Alfred Fernández, director general de la organización no gubernamental Oidel, (Organización Internacional para el Desarrollo de la Libertad de Educación), “sólo las políticas educativas pueden ser eficientes, si piensan en sus auténticos receptores, que son los alumnos”. Y esa es una de las claves del éxito de Finlandia.
El sistema educativo finés piensa en cada uno de sus estudiantes y eso se observa también en los resultados. La última evaluación PISA demostró la poca diferencia existente entre los estudiantes más y menos aventajados de Finlandia, lo que es un premio tan importante para el país, como el de liderar las listas. “No hay calle sin salida, en nuestro sistema y no organizamos a los niños según su inteligencia y sus habilidades en todo el proceso educativo, sino que trabajan casi siempre en grupos integrados” explicó la Directora de Desarrollo de Educación Básica y Secundaria de Finlandia. Además, los resultados de la comparación internacional demostraron que era uno de los sistemas educativos en los que la influencia de las clases sociales sobre las notas de los alumnos era más baja.
El motivo de que la Educación finlandesa sea una de las mejores del mundo no son ni el tiempo, ni los deberes, ni la instrucción, según Irme Halinen, sino que es la motivación la verdadera clave de su excelencia. “El secreto no se encuentra en las horas que dedicamos al trabajo en casa, ni en las que dedicamos a la instrucción, sino en que los profesores son capaces de convencer a sus alumnos de coger el lápiz en la mano y ponerse a trabajar y a pensar”, aclaró Halinen. Y sólo en casos excepcionales, en los que es absolutamente necesario, porque los niños necesitan mucho apoyo, existe la posibilidad de que reciban una atención especial. “Pero menos del 2% de nuestros alumnos están estudiando en un entorno segregado”, aclaró Halinen, que descarta la idea de que sus buenos resultados en PISA sean porque esos niños no realicen los exámenes.
Sólo enseñan los mejores
Y si los estudiantes son importantes en el buen funcionamiento de un sistema educativo, casi tanto o más son los profesores. Un reciente estudio realizado por la consultora McKinsey sobre 25 países de todo el mundo, –entre los que se encontraban los de mejor rendimiento– demostró que la calidad de los profesores, junto a la formación continua y el asegurarse de que cada niño se beneficie de una Educación óptima eran las tres características en las que coincidían los mejores sistemas educativos. Y esos, también parece ser unos de los secretos de Finlandia. “Aquí sólo el 10 o 12% de los solicitantes pueden tener acceso a Magisterio y todos los profesores tienen su titulación universitaria” explicó Halinen, quien aclaró que su receta para mejorar la instrucción de manera muy sencilla es respetar a cada alumno. “Además establecemos expectativas muy altas y damos apoyo individual cuando es necesario”, añadió Halinen.
A la calidad del profesorado hay que añadir un elemento esencial del sistema finés, la interacción. “Es fundamental que los profesores hablen entre ellos, sobre lo importante en su docencia, su pedagogía, y lo principal en el aprendizaje, y este debate se produce en nuestros centros”, explicó Halinen. En Finlandia, todos los centros preparan su propio programa de estudios o currículo y redactan un documento al respecto tras poner en común la opinión del profesorado, sus ideas del proceso de aprendizaje, valores, qué tipo de cultura escolar quieren desarrollar, la distribución del horario lectivo y el contenido de las asignaturas, para las distintas edades, “ya que estos detalles no aparecen en este programa de estudios a nivel escolar”, aclaró la directora de Desarrollo de Educación Básica y Secundaria finlandesa.
La voz del municipio
El colegio, el municipio y el gobierno central compiten en cada uno de los países por ser la voz cantante de las políticas educativas. En Finlandia, es precisamente la libertad otra de las claves del éxito de su Educación, donde se permite una amplia autonomía de gestión y una extensa red de apoyo y de colaboración, en vez de un espíritu de control y de inspecciones. “Son los ayuntamientos las entidades que deciden como organizar la Educación y cuál va a ser el poder de cada escuela individual”, explicó Halinen. Además, “en muchos municipios finlandeses las escuelas tienen mucha capacidad de decidir y lo mismo se puede decir de los profesores”, añadió.
Este espíritu de libertad lleva a optar por la autoevaluación en vez de la evaluación externa. “Como no realizamos inspecciones a nivel nacional, pero necesitamos saber qué ocurre dentro del aula, lo que hacemos es interactuar entre nosotros, pues trabajamos muy estrechamente a nivel municipal y a nivel de casa, de escuela”, aclaró Halinen, quien explicó que cuando se debatió el último plan de estudios nacional invitaron a los representantes de los ayuntamientos y de las escuelas a trabajar con ellos para que solicitasen lo que necesitaban y explicasen lo que funcionaba y lo que no. Y más de 500 colegios participaron en la creación del plan de estudios nacional.
Gratis hasta el boli
En los colegios fineses es gratis hasta el boli y los profesores ganan lo mismo que un abogado o un médico. Este es otro de los responsables de la buena andanza de la Educación finesa, su contexto. Por un lado, la accesibilidad de la educación, tanto económica, –“no sólo no hay que pagar nada por los materiales, sino que tenemos servicios sanitarios y de dentistas absolutamente gratis para todos”, explicó la directora de Desarrollo de Educación Básica y Secundaria finlandesa–, como geográfica, ya que a pesar de ser un país con una gran extensión y zonas rurales con muy poca densidad de población, cuentan con una red muy amplia, con pequeñas escuelas de 200 y 300 estudiantes, que permiten a todos los niños un corto trayecto hasta su colegio.
Por otro lado, la gran reputación con la que cuenta la profesión de Magisterio en la sociedad permite que la labor del profesor sólo puedan ejercerla los mejores y que los aspirantes tengan ilusión por ser maestros. Es decir, una buena oferta que provoca una mayor demanda.
Autonomía y creatividad
Los protagonistas, el entorno, pero también el currículo tienen mucha culpa de que al sistema educativo finés se le llegue a denominar “milagro”. Un currículo que se caracteriza por ser amplio, repartido y continuo.
Es amplio porque “aborda todo el campo de las tareas, no solamente las metas y los contenidos de las asignaturas, sino que tiene que ver con casi todo lo que hacemos en los centros”, explicó Halinen. Es repartido porque “se crea en los tres niveles: nacional, municipal y escolar, además de con los padres, con los profesores y los distintos estamentos de la sociedad”, aclaró la directora, que explicó que en Finlandia existe la ley de Educación obligatoria, que es global y los gobiernos tienen su ejercicio sobre los objetivos generales y la distribución de las horas lectivas y luego existe el currículo local o municipal.
El currículo también es continuo, porque según explicó la directora de Desarrollo de Educación Básica y Secundaria finlandesa, “se vive el programa de estudios como un proceso que nunca está terminado, como una herramienta para el desarrollo, para el liderazgo pedagógico, en que los directores y profesores tienen un papel práctico”. Y no sólo académico. El currículo finlandés potencia el lado cognitivo, pero también el creativo, y el físico, así como la Educación en valores. “Destacamos la importancia de las buenas competencias básicas y cuando los profesores empiezan a planificar su trabajo vienen con la idea de desarrollar al niño en su conjunto, y no sólo el lado cognitivo, sino el lado social, el estético, el ético, el físico y el intelectual, es decir, todos esos lados que tenemos dentro de nosotros como seres humanos”, explicó Halinen.
Por último, destaca la eficacia de su Educación Infantil, voluntaria, pero solicitada casi por el 100% de los padres.
Fuente:www.magisnet.com
Edición Digital de Magisterio