Todos los pueblos y barrios son en origen mestizos, mezcla de mil sangres , mil culturas, mil influencias, y, además, lo que iría en contra de todo nacionalismo (incluido y destacado, claro está, el españolista), en mutación adaptativa continua: las identidades se transforman, cambian de nombre, de forma, en resumen, que no existen más que a posteriori, como interpretación sobre unos restos.