Lo vecinal es una realidad humana, compuesta tanto por personas como por equipamientos (calles, arbolado público, construcciones). Lo vecinal se refiere a lo que sucede en unas pocas manzanas. Cerca de nosotros, en nuestra calle, en nuestra plaza, en nuestra escuela, en nuestro almacén, a la vuelta de la esquina, en nuestro edificio, en lo cotidiano, coloquial, en el trato de persona a persona.
Normalmente, lo vecinal tiene necesidades propias, pues no podemos relacionarnos bien unos con otros si no hay espacios públicos adecuados para ello, ni podemos ir a la escuela si no hay escuela, ni podemos caminar bien si no hay buenos caminos. Tiene cierta unidad propia y no hay dos perfectamente iguales, de modo que cada vecindario en parte es igual a los otros, y en parte es único. Esto permite hablar de lo vecinal en general, aunque cada vecindario tenga su propio modo de ser. Lo vecinal existe y va a existir siempre, porque es dimensión ineludible de lo humano, se vea o no se vea. Pero en la medida de que no lo atendamos bien, no va a funcionar bien.
Si queremos comprender qué es lo vecinal, debemos lograr información de la escala adecuada. O sea, información a escala vecinal: Obtener planos municipales, fotos aéreas, fotos de las calles, planos de alturas del terreno. Y en algunas copias de esos planos, reseñar en qué calles hay árboles, quienes no tienen agua o electricidad, donde están los focos de luz del alumbrado público, donde viven los niños que necesitan más ayuda, el recorrido del basurero, los comercios, las frecuencias de tránsito, las fuentes de trabajo, la cartelería existente, la cantidad de pobladores por manzana y muchos temas más. Es decir, tratemos de documentarnos.
Desde luego, la información documental, no es la única: Caminar y descubrir el patrimonio y funcionamiento vecinal, conversar y ubicar en el tiempo lo que se ve, ayuda a entender y apreciar mejor cada cosa y sus relaciones. Por ello, conviene estar fuertemente vinculados, intercambiando información sobre el lugar y su historia, manteniendo una, como se hace aquí, una página web en que una de sus secciones es el rescate de la historia y patrimonio vecinal. Cada tanto hacer un concurso de fotos antiguas, o de dibujos sobre el lugar, etc, lentamente, va agrandando esa base de datos vecinal.
Es importante la concienciación de lo vecinal. Que muchos vecinos tengan claro qué es y cómo funciona el vecindario. Conocer su historia, hacer campañas de sensibilización vecinal, atenderlo y sentirlo como propio. Esa conciencia de lo vecinal va de la mano con uso de cierto lenguaje vecinal: plaza, vereda, esquina, cuadra, escuela, farmacia, almacén, café, parada, baches, el farol de mi calle, los nombres de mis calles, el olor de mis árboles en otoño, el silencio del amanecer, el cableado, andar en bicicleta, pasear los perros y lo que ellos ensucian en los caminos, conversar con los amigos, ir al cumpleaños de un vecino, o no ir, y el ruido que de allí me llega, la defensa de la fauna y la flora cercana, y mil expresiones más.
Esa concienciación lleva emparejado un deseo de mejora de lo vecinal, una estrategia del cambio, un camino viable para lo urgente, y un camino viable para los objetivos a mediano y largo plazo.
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