No se sabe a ciencia cierta quiénes fueron sus autores ni sus destinos pero sí que están hechas por dos ojos distintos. Tampoco cómo llegaron a manos de un anciano que se deshizo de ellas junto a una cámara de primeros del siglo pasado cuando desmontaba su casa y vendía su biblioteca para irse a una residencia.
Son casi 900 negativos en 32 rollos de película que retratan un Madrid en guerra y en blanco y negro. El fotógrafo José Latova, dueño de este archivo inédito, lleva restaurando y estudiando las imágenes "poco a poco y a ratos" desde hace 18 años, con la colaboración de dos historiadores, varios amigos de la profesión y otros muchos entusiastas. "Los negativos estaban doblados a la antigua usanza, sobre sí mismos y, al abrirlos, se destrozaban", explica, para añadir que los ha ido limpiando y rehidratando en un proceso "lento, largo, complejo".
Ahora, Latova expone por primera vez una selección representativa de su tesoro visual en la Escuela de Fotografía y Centro de Imagen EFTI (Fuenterrabía, 4 y 6). Bajo el título Crónicas de Retaguardia, reúne 130 fotografías -algunas de hasta cuatro metros- y se puede visitar (gratis) desde hoy hasta el 8 de abril, de lunes a sábado. La muestra incluye un montaje con todos los negativos por el orden en que fueron tomados y una réplica de la cámara con la que se hicieron las imágenes, proyecciones y un ciclo de conferencias.
Además, Latova ha creado la web www.cronicasderetaguardia.es a modo de buzón, donde espera recibir pistas de aquellos que reconozcan, a través del tiempo y la memoria, a los personajes y lugares retratados. Por el número de fotografías y por su cuidadosa recuperación, este archivo es "el más importante" de sus características aparecido "en los últimos 20 años, en opinión de Latova, que también destaca que es "unitario" y formado "por negativos originales", algo "muy raro".
Sobre los autores de las imágenes, Latova sabe que eran dos fotógrafos profesionales que trabajaban juntos en prensa y propaganda, adscritos a la UGT. Por detalles como periódicos, calendarios y ropas, las han fechado de finales del invierno del 36 al comienzo del verano del 37 y, por temas, las han dividido en fotógrafos, vida cotidiana, retratos, ejército, ciudad destruida, mundo agrícola y esfuerzos de guerra. Las fotos son, sobre todo, de la capital, pero, de vez en cuando, los protagonistas de esta historia contada a retazos se aventuraban a los límites del frente y disparaban en Torrelodones, Manzares, Meco y Alcalá de Henares.
"No sabemos qué fue de ellos y todavía desconocemos sus nombres, pero tenemos cuatro fotos de uno de ellos tomadas por el otro", concluye Latova, al que le queda trabajo para muchos años.http://www.cronicasderetaguardia.es